La sensibilidad dental en verano: causas y soluciones

¿Por qué aumenta la sensibilidad dental en verano?

La sensibilidad dental es una molestia recurrente para muchas personas, especialmente en los meses de verano. El calor, la variación de hábitos y la presencia constante de alimentos y bebidas frías hacen que este problema se manifieste con mayor frecuencia durante la época estival.

Durante el verano, el cuerpo pide refrescarse, lo que se traduce en un mayor consumo de helados, granizados, refrescos con hielo o zumos cítricos. Todos estos productos pueden desencadenar esas molestias agudas y pasajeras tan características de la sensibilidad. El contraste de temperatura entre el ambiente exterior y los espacios climatizados también influye, provocando molestias al exponer los dientes a estímulos térmicos de forma rápida y continua.

La razón principal de esta sensación reside en la exposición de la dentina, una parte interna y sensible del diente normalmente protegida por el esmalte. Cuando el esmalte se desgasta o las encías se retraen, esta capa sensible queda expuesta a los factores ambientales y alimentarios, multiplicando la posibilidad de dolor.

¿Qué causa la sensibilidad dental en verano?

Entre las causas más frecuentes destaca el consumo de alimentos y bebidas frías; es habitual asociar estas molestias a un mordisco de helado, un sorbo de bebida helada o un gazpacho refrescante. Sin embargo, no solo el frío está detrás de la sensibilidad estival.

El desgaste del esmalte dental aumenta cuando se realiza un cepillado agresivo, se usan productos dentales abrasivos o se presenta bruxismo, el hábito de rechinar los dientes, que suele agravarse por el estrés durante las vacaciones.

Otra causa común es la recesión gingival: las encías se retraen por una técnica de cepillado inapropiada, enfermedad periodontal o el paso del tiempo, dejando al descubierto la raíz dental, que carece de la protección natural del esmalte. El uso de productos blanqueadores sin supervisión profesional también puede aumentar la sensibilidad, especialmente en verano, época en la que muchas personas recurren al blanqueamiento para lucir una sonrisa más blanca.

En casos más avanzados, caries, enfermedades periodontales o la presencia de lesiones dentales pueden intensificar estos síntomas y requerir atención profesional.

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¿Cómo afectan los cambios de hábitos y temperatura a los dientes sensibles?

El verano trae consigo una serie de cambios de rutina que afectan directamente a la salud bucodental. La alternancia entre ambientes muy calurosos y espacios refrigerados —como ocurre al pasar de la calle a una oficina con aire acondicionado— puede provocar microcambios en la estructura dental que activan la dentina sensible, generando molestias incluso en ausencia de alimentos fríos.

El aumento en la ingesta de alimentos ácidos (cítricos, refrescos, vino y algunos zumos) debilita el esmalte y favorece la aparición de erosiones, dando paso a la sensibilidad. Además, la deshidratación asociada al verano reduce la salivación, alterando el equilibrio oral y agravando la exposición de la dentina.

¿Qué soluciones existen para la sensibilidad dental en verano?

Para afrontar la sensibilidad dental en verano es fundamental identificar la causa subyacente. Una visita al dentista es el primer paso: mediante una revisión se valorará el estado del esmalte, las encías y la posible presencia de patologías como caries o problemas periodontales.

El tratamiento puede requerir la utilización de pastas dentífricas desensibilizantes que ayuden a bloquear los canales que conectan la superficie dental con el nervio, la aplicación de barnices fluorados o la protección de dientes especialmente vulnerables con selladores o resinas adhesivas.

Corregir la técnica de cepillado, elegir un cepillo suave y evitar movimientos bruscos previene el desgaste adicional del esmalte y la retracción de las encías. Si la sensibilidad es consecuencia de bruxismo, el uso de férulas de descarga bajo prescripción profesional puede ser clave.

Por último, moderar el consumo de productos ácidos, controlar la ingesta de alimentos y bebidas muy frías, así como mantener una correcta hidratación, ayudarán a minimizar la sensibilidad y proteger la salud bucodental durante todo el verano.

¿Debería preocuparme si la sensibilidad no desaparece?

La sensibilidad dental veraniega, aunque frecuente, no debe tomarse a la ligera. Si persiste en el tiempo, aumenta en intensidad o aparece con estímulos que antes no causaban molestias, es imprescindible consultar al odontólogo. Detrás de una sensibilidad prolongada pueden esconderse procesos como caries, recesión gingival o infecciones que requieren tratamiento profesional.

Una revisión en la clínica dental Pavia Pardo permite diagnosticar el origen del problema y pautar una solución personalizada, garantizando el bienestar bucal y evitando complicaciones futuras. La prevención y un seguimiento adecuado son la mejor protección para gozar de una sonrisa saludable durante todo el año.

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Sobre el autor:

Dr. Carlos Pavia Pardo

- Número de colegiado: 46002800
- Colegio oficial: ICOEV (Ilustre Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia)


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